¿La participación ciudadana es el futuro de los sistemas democráticos?
El desgaste del estado democrático ha provocado una creciente desconfianza en el rendimiento de las instituciones públicas y administrativas, de los partidos políticos y de sus representantes. Esto supone una fuerte desafección hacia el ámbito de la política e invita a la recuperación del espíritu original del proyecto democrático. No es suficiente el modelo tradicional de democracia representativa –participando en las convocatorias electorales periódicas y delegando únicamente en las personas representantes públicas la gestión de las políticas públicas–; al contrario, es necesario recuperar un modelo de democracia que busca el acercamiento de la ciudadanía a la toma de decisiones, la rendición de cuentas efectiva por parte de las personas que gobiernan y una coparticipación ciudadana en las decisiones ampliando el componente dialéctico, de codecisión y cogestión. El objetivo es aproximarse a una democracia fuerte, a un modelo de gobernanza participativa que cada vez cobra más importancia en los estados modernos.
¿Qué opina sobre esta afirmación?
¿Cómo debería orientarse un sistema de gobernanza participativa?
¿Qué ejes estratégicos debería considerar un gobierno para establecer un modelo de gobernanza participativa?
¿Qué mecanismos echa en falta en en gobierno autonómico para reforzar la cultura participativa?
Comentaris (34)
- Estàs en la página 1
- 2
- 3
- 4
- Pròximament
- Última
Con el paso del tiempo, la democracia española se ha ido debilitando y por ende, el sistema político. Por tanto, para fortalecer y rehabilitar nuestra democracia lo primero que se debería de abordar sería el de reforzar el sistema político español, ya que si la ciudadanía no confía en la política, difícilmente tendrá interés en participar en cualquier procedimiento participativo. En segundo lugar, una vez recuperada la confianza en nuestro sistema político, se debería de trabajar en la forma de participar en los diferentes procesos y se debe de mejorar, notablemente, su difusión. Sin embargo, aunque es importante que la ciudadanía tenga una mayor participación en la toma de decisiones y aunque la soberanía nacional resida en el pueblo, cuando la ciudadanía participa en los comicios electorales cede esa soberanía a la clase política que es la que finalmente debe de tomar las decisiones. Por tanto, participación ciudadana sí pero con límites.
Sí, la participación ciudadana es clave para reforzar y fortalecer la democracia, y una herramienta indispensable para conseguir una sociedad más inclusiva, integrada y comprometida. No obstante, y a pesar de la indiscutible potencialidad de los medios de comunicación y las redes sociales para conectar a las personas y hacer más viables los sistemas de participación, con ella también se ha incrementado la desinformación. Esto es un problema, puesto que la proliferación de bulos y el exceso de información falsa, mal organizada y en muchas ocasiones, poco clara, genera desconfianza y termina por alejar y disuadir a la ciudadanía de participar en los procesos de toma de decisión.
Hay muchos obstáculos que afrontar, pero habría que empezar por conseguir instituciones y procesos más transparentes y accesibles, pensados para el público objetivo al que están dirigidos, en los que haya una retroalimentación efectiva y en los que el ciudadano sienta que su opinión sí cuenta.
La participación ciudadana es imprescindible para el cambio de modelo democrático, aunque hay que ser críticos y buscar los problemas para fortalecer la política participativa frente a los que abogan por el mantenimiento de la democracia representativa tradicional para no generar problemas de funcionalidad democrática o también de los que opinan que lo nuevo no trae cambios sustanciales sino de forma, que es sólo un revestimiento de las elites políticas para continuar en el poder sin cambios. Involucrar al ciudadano es imprescindible, la educación desde las primeras etapas es fundamental.
La situación actual de desinformación, bulos y comunicaciones confusas esta generando un aumento de la sensación de desconfianza, desapego de lo público y frustración que repercute directamente en el funcionamiento de las instituciones públicas.
La ciudadanía se siente cada vez mas alejada de los procedimientos establecidos, así como de las reglas acordadas entre todos y todas.
Ante esto resulta crucial incrementar las herramientas y cauces destinados a la participación ciudadana en las administraciones. Incorporar a la ciudadanía en los procesos de toma de decisiones, debate y corresponsabilidad seria una formula de incrementar la confianza de nuevo, así como el sentimiento de pertenencia. El sistema de gobernanza participativa debería incorporar cauces agiles de comunicación, feedback constante de los resultados, así como un proceso claro de dar cuenta a la ciudadanía sobre sus propuestas.
Creo que es necesario que la participación ciudadana se fomente y se consolide como base de un sistema democrático, sin embargo creo que todavía nos falta bastante en España para poder hacer que esa participación ciudadana y la política vayan de la mano. La gente no tiene formación en participación ciudadana, la mayoría de personas piensan que es un rollo y no quieren tomar parte, y por otro lado está la política que sigue muy alejada de la ciudadanía, en otros países los diputados o senadores están a pie de calle encabezando ellos esa participación ciudadana pero en España la política y los ciudadanos están todavía muy lejos, hecho por el cual se crea desconfianza y desafección cuando encima los partidos políticos incumplen con lo que dicen en las campañas electorales. Por tanto entiendo que la participación ciudadana es vital como base y como futuro de la democracia pero en España tienen que cambiar muchas cosas antes de que esa participación pueda ser real.
El futur dels sistemes democràtics requereix la creació de noves institucions. El model d'equilibri de poders de Montesquieu (legislatiu, executiu i judicial) està superat. Les empreses transnacionals erosionen la sobirania, mentre que entitats com la Unió Europea la comparteixen i la redibuixen. A més, la disrupció tecnològica ha introduït nous vectors de poder que el sistema clàssic no pot gestionar. Per això, la democràcia liberal necessita noves institucions que equilibren l’aparició d’aquests poders, especialment empresarials. Aquest equilibri ha d'incloure la cogestió ciutadana organitzada, amb un teixit cívic fort que impulse els drets digitals. És necessari crear espais de cogestió dins de les entitats no lucratives amb capacitat d'interlocució amb l'administració. La caiguda del sindicalisme ha deixat un buit de contrapoder ideològic. Sense un teixit associatiu fort i semiprofessionalitzat, serà impossible afrontar els reptes socials que s'apropen.
La ciudadanía es la destinataria de las normas, por eso es importante escucharla. Garantizar su participación activa es fundamental en una sociedad democrática. Respecto la elaboración de las leyes como mecanismo de participación destacamos la consulta pública previa y la audiencia ciudadana. Los ejes estratégicos en un modelo de gobernanza participativa son 1). la transparencia y acceso a la información: implementando mecanismos que garanticen el acceso público a la misma utilizando plataformas digitales 2. La Participación ciudadana activa: desarrollar mecanismos que permitan el debate, retroalimentación y de evaluación de las políticas públicas y crear espacios 3. Educar en la participación y acabar con el alfabetismo digital. En el gobierno autonómico se echa en falta la creación de espacios de diálogo permanente, mejora de la comunicación y difusión, la educación y formación en participación y la inclusión de grupos vulnerables.
La democracia en sí misma no es suficiente para garantizar la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones, la democracia y sus beneficios han de ser expandidos entre los ciudadanos de forma que no sea meramente una retorica o modelo, sino que sea el corazón en si mismo de la vida publica, social y participativa de la sociedad, por lo que hay que promocionarla, defenderla, estudiarse y aplicarse correctamente. Nuestro sistema aún es joven, hay que consolidarlo y avanzar en nuevas acciones que faciliten la opinión de los ciudadanos y su participación en la toma de decisiones. Las iniciativas legislativas populares, los presupuestos participativos y otros instrumentos de participación de los ciudadanos son buenos para asentar los procesos democráticos, sin embargo siguen siendo insuficientes para conseguir el objetivo. La educación es fundamental para conseguir el objetivo de fortalecer el sistema democrático.
Por supuesto y por muchos motivos, por un lado el descontento con las instituciones, es cada vez más generalizado, en especial entre los más jóvenes ( que son los adultos del mañana) que no se sientes escuchados ni representados...
Por otro lado, si queremos tener un sociedad más justa, y que los proyectos que iniciemos, tengan como base las necesidades reales de la población y no las percibidas desde técnicos de administraciones y clase política, debemos buscar formas de escuchar a la población.
Solo así podremos construir, barrios, ciudades, comunidades saludables, en el amplio sentido de la palabra.
Necesitamos tener en cuanta a los políticos, a los técnicos y a la población, y tomar decisiones uniendo todos los conocimientos y puntos de vista.
Mi respuesta es SÍ. Como ciudadano comprometido, considero que la democracia necesita evolucionar hacia una mayor participación ciudadana. El modelo representativo actual puede ser optimizado, ya que muchas personas sienten que sus opiniones no son tenidas en cuenta y, por este motivo, es necesario ampliar los mecanismos de participación directa, utilizando la tecnología para acercar a los ciudadanos y sus gobernantes. Sin embargo, esta participación debe ser inclusiva y accesible, evitando que solo una minoría activa influya en las decisiones y teniendo en cuenta que una educación cívica adecuada es clave para fomentar la corresponsabilidad. Además, la participación ciudadana, bien estructurada y con rendición de cuentas, fortalecería la legitimidad democrática y la confianza en las instituciones.